Uno de los efectos secundarios más frecuentes durante el tratamiento oncológico es la pérdida de apetito. Las causas que pueden afectar son muchas, incluyendo sentirse enfermo y estar disgustado o deprimido por tener cáncer. Un niño que tiene estos problemas físicos o emocionales, puede no sentirse interesado en comer.
Algunos de los siguientes consejos pueden ayudar a hacer las comidas más relajadas y que el niño muestre más interés en ellas:
- Conseguir un ambiente relajado y tranquilo a la hora de las comidas.
- Animar al niño a hacer las actividades normales, pero sin forzarlas.
- Intentar cambiar la hora, el lugar, e incluso el decorado de las comidas. Una salida a un parque o incluso en casa puede hacer esta hoa más divertida.
- Permitir al niño comer cuando está hambriento, ya que puede realizar varias pequeñas comidas al día.
- Elogiar las buenas comidas. Intentar pequeñas recompensas, como su postre favorito o un nuevo juguete, para animar a comer bien.
- Evitar discutir o castigar. Forzar a un niño a comer puede empeorar la situación.
- Ofrecer alimentos durante el día o antes de irse a dormir. Tener pequeños snacks a mano, tomar trocitos de alimentos o beber a sorbos zumos, pueden incrementar las calorías y las proteínas.
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